«LOS DESAFIOS DEL 8 DE MARZO» Artículo publicado en El Periodico de Catalunya el 8-3-99 haciendo un balance de la situación de la mujer a fin de siglo y de milenio.
“la expresión «discriminación contra la mujer» denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.» ….»Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para: a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres;.» ( Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación de la Mujer adoptada, por la Asamblea General de Naciones Unidas el 18 de diciembre de 1979 )
“la prostitución y el mal que la acompaña, la trata de personas para fines de prostitución, son incompatibles con la dignidad y el valor de la persona humana y ponen e peligro el bienestar del individuo, de la familia y de la comunidad”
(Convenio Internacional para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena. de Naciones Unidas de 2 de diciembre de 1949 )
“…..la prostitución, la prostitución forzada y la explotación sexual son cuestiones con un gran componente de género y constituyen violaciones de la dignidad humana contrarias a los principios de los derechos humanos, entre ellos la igualdad de género, y, por tanto, son contrarias a los principios de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, incluido el objetivo y el principio de la igualdad de género; (…) Señala que debe respetarse la salud de todas las mujeres, incluido el derecho a disponer de su cuerpo y a una sexualidad libre de coacción, discriminación y violencia”
( Resolución legislativa del Parlamento Europeo de 26.2.14),
Ha llegado el último 8 de Marzo de este siglo, con el que cerramos también el milenio, lo que lleva a una reflexión en torno a la situación actual de la mujer.
Hemos vivido grandes cambios, especialmente en los últimos cincuenta años, y el discurso feminista ha adquirido una cierta normalización social en el sentido de que los valores reivindicados han dejado la marginalidad y la sospecha que les rodeaba a su inicio y han integrado en buena medida los valores de la sociedad moderna y democrática, situándose incluso en el discurso de lo políticamente correcto.
Los organismos internacionales han enarbolado las banderas que fueron inicialmente agitadas desde las organizaciones de mujeres y han unido a ellas sus declaraciones institucionales, en este sentido tienen una especial relevancia las realizadas por las Naciones Unidas desde 1975 y las emanadas del propio Parlamento Europeo.
Los diversos Estados han ido asumiendo en sus legislaciones la prohibición de discriminar por razón de sexo, contemplada en los textos constitucionales, no obstante aún hoy ciento treinta millones de mujeres en el mundo sufren ablación, en Afganistán a las mujeres no les está permitido trabajar, escolarizarse, mostrar su rostro o ir al hospital, su situación es tal que ha sido comparada por el Times con la que sufrieron los judíos polacos en el holocausto. En Jordania se mantiene la práctica de los «asesinatos de honor» , mientras en China 500 mujeres se quitan la vida cada día a causa de las condiciones y el machismo imperante en su sociedad , lo que supone el 56% de todos los suicidios femeninos del planeta y según el Banco Mundial cinco veces mas que la media internacional.
El pasado 19 de Noviembre el Tribunal especial para los crímenes en Bosnia Herzegovina, dictaminó que la masiva violación de las mujeres en la guerra era una vulneración5 de los derechos humanos y que debía ser abordada como tal.
Pese a que la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo cincuenta aniversario acaba de cumplirse proclama de modo claro que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, en 1993 la cumbre de Viena de las Naciones Unidas tuvo que especificar que hay derechos para las humanas.
La violencia familiar supone según informe del Banco Mundial de 1993 una causa tan grave de enfermedad y muerte en las mujeres en edades de procrear como el cáncer y una mayor causa de mala salud que los accidentes de tránsito y el paludismo combinados.
Es por ello que este 8 de Marzo de 1999 UNIFEM (Agencia de las Naciones Unidas) celebra una videoconferencia interinstitucional mundial titulada «Un mundo libre de violencia contra la mujer», como una muestra del empeño de dicha institución en ayudar a forjar la voluntad política necesaria para poner en práctica programas y normas encaminados a permitir que todas las mujeres cuenten con el poder y la libertad para vivir sin violencia.
También desde la Unión Europea se trazan lineas maestras de actuación a través del «mainstreaming», a fin de que todos los Estados tengan presente en cada una de las políticas que diseñen un apartado específico que trate la cuestión de la desigualdad entre los sexos.
¿Supone todo ello que el tema de la desigualdad social de la mujer está ya superado?¿Podemos encarar el próximo milenio estimando resuelta la cuestión?.
Desde Naciones Unidas se indica que «no se erradicará la violencia de la vida de las mujeres, mientras no se logre que todos los miembros de la sociedad se nieguen a tolerarla». Para ello hace falta avanzar de la declaración institucional formal, al diseño de estrategias efectivas.
Salima Ghezali, escritora argelina y Fatana Ishaq Gailani, presidenta de la Afghan Women Council, premio de la paz de la Asociación de las Naciones Unidas 1999, coinciden al indicar que Europa se horroriza de su tragedia, pero que aun hoy no se han articulado medios eficaces de solidaridad para dar soporte a quienes están trabajando en lugares tan dificiles de barbarie contra las mujeres.
La portavoz afgana pide que la flor por las mujeres de Kabul no quede en el olvido, y ya que difundió su situación sirva para continuar ahora con otro tipo de soporte.
Es preciso no sólo que los gobiernos se comprometan en políticas concretas, también que las legislaciones sean adecuadas y que los jueces encargados de aplicarlas asuman los nuevos valores de una sociedad que se desprende de una historia vergonzante y avanza hacia un concepto de las relaciones familiares diferente.
Sentencias como la del Tribunal de París, condenando prácticas tan lesivas a la condición humana, como las ablaciones, sin admitir justificaciones culturales, implican un ejemplo en este sentid. En cambio preocupan otras como la del Tribunal Supremo italiano que no veía factible la violación en portadora de jeans.
La presencia de las mujeres en los lugares de decisión, deviene el reto inmediato más urgente a fin de garantizar una nueva perspectiva que no suponga únicamente la de un género, sino que contemple en todo caso ambos prismas, que no solo cope sino transforme un mundo eminentemente masculino en otro auténticamente plural.
Comprender por tanto que los derechos sin garantias son pura retórica y que como dijo Elisabeth Odio, Magistrada del Tribunal Especial para los crímenes de Bosnia Herzegovina:»Las mujeres somos tan diferentes de los hombres como ellos lo son de nosotras.»