El fallo en las pulseras de control de los maltratadores ha levantado polémica. El Delegado del Gobierno para la violencia sexista considera que deben perfeccionarse, lo que estaría en consonancia con la eficacia demostrada en la teleasistencia prestada a ancianos y dependientes. Es cierto que en el caso de los que emplean la violencia contra su pareja el sistema ha sido poco experimentado, ya que los órganos judiciales no lo acuerdan (por ejemplo en Catalu–a hay 24 pulseras del total de 676 en Espa–a). La valoración del riesgo corresponde al Juez que decide la concesi—n de una orden de protección y el factor personal influye tanto como las variaciones que tiene por juzgados el porcentaje de las concedidas (en Catalu–a el 48 %, en el total del país 66%). La Ley Integral introdujo mecanismos para mejorar la respuesta legal aunque la rapidez y la especializaci—n prevista chocan también con el factor humano.
El trato a las víctimas es esencial, por ello hay que tener en cuenta el tacto, la necesaria pausa, el choque de emociones, la imprescindible intimidad para hacer relatos que no pueden verbalizarse en salas colectivas. La investigación sobre la reiteración de los ataques es clave para evitar la impunidad. Si la respuesta del circuito establecido para dar trámite a la denuncia es rígida, burocrática, prepotente o simplemente indiferente a las especiales características que concurren, resulta que los instrumentos devienen inservibles.
Mª José Varela.Abogada.