El Periódico, 8 de Septiembre de 2001
Durante las vacaciones, los padres aprovechan para poder estar con sus hijos. En los casos de separación suelen hacer coincidir el descanso laboral con el período en que les corresponde estar con ellos. Pero un número importante de progenitores (generalmente masculinos), habiéndose roto el matrimonio deja en el olvido todo lo que lo acompañó, incluidos los niños. El alejamiento cotidiano se convierte en este período en la evidencia del abandono.
Esa conducta, que puede ser devastadora para el menor pasa desapercibida, no se comunica a los Juzgados y nada sucede si es alegada. Si ambos padres abandonan, la administración actúa en un proceso irreversible, si solo lo hace uno no supone la más mínima merma de derechos ni sanción.